Somos la Red Transcantábrica de Custodia del Territorio

El 17 y 18 de febrero de 2011 la Fundación Tormes había organizado unos encuentros con las entidades de la Red de Custodia de Castilla y León. Con el ánimo de promover la custodia en todo el país, Raúl Tapia, director de esta fundación, decidió invitar a varias entidades conservacionistas del norte de España. Y así nació todo.

Justo por esa misma época varias entidades de Asturias estaban barajando la posibilidad de crear una red asturiana de custodia. Dado el carácter uniprovincial del principado deciden ponerse en contacto con entidades cántabras de conservación para barajar la posibilidad de unir ambas comunidades.

Se recibe una llamada desde Euskadi para informar de que desde allí también quieren formar una red de custodia pero creen conveniente unirse a Cantabria y a Asturias.

La idea esta servida y con ella en la cabeza acuden muchas de estas entidades a la llamada de la Fundación Tormes.

Allí cobra fuerza la idea de crear una red en base a la propia Cordillera Cantábrica por sus dos vertientes al considerarla una unidad, geológica, biológica y cultural. Se une así el norte de Castilla y León

Así recordaba Oscar Prada del FAS lo que ocurrió aquellos dos días:

“Hoy se cumple una semana del I encuentro de la Red de Custodia del Territorio de Castilla y León (RCTCyL)…y de la Red TransCantábrica de Custodia del Territorio (RTCCT) celebrado en la Almenara de Tormes.

Que nombre tan oportuno si atendemos a una de las acepciones de Almenara: Hoguera que se encendía en las atalayas o torres para alertar de algún acontecimiento. Sí, ese fuego fue encendido y cuidado con mimo por todo el equipo de la Fundación Tormes con Raúl de Tapia como maestro de ceremonias, dio calor del bueno a los presentes y alumbró lejos en el espacio y estamos convencidos que también lo hará en el tiempo…”  

Y ya ha pasado más de un año.

Ahora nos presentamos aquí unidos por la conservación con la custodia como herramienta: 21 entidades, 4 comunidades autónomas, 457 acuerdos de custodia y casi 300.000 hectáreas.

En palabras de Oscar Prada: 

“Un bosque viejo, con árboles veteranos y sabios y plantas jóvenes que traen savia nueva”